9na. Convención Médica Nacional.

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Discurso del Dr. Julio Trostchansky en el acto de cierre del proceso de discusión de la 9a Convención Médica Nacional

Buenas noches estimados colegas

En los últimos meses me he preguntado varias veces si el esfuerzo de la Convención valía la pena. Destinar tantas horas, esfuerzo y recursos en este proceso podría ser discutible. Sin duda que nada de esto es necesario si estamos conformes con la calidad de la medicina en nuestro país. Si elegimos no cambiar nada el camino podría ser mucho más fácil. Sin embargo estamos convencidos de que observar con cuidado, medir, evaluar, cuestionar, confrontar opiniones, escuchar aportes de expertos, dialogar, crear y diseñar caminos para hacerlo mejor y solucionar los problemas, es una responsabilidad ética. Es lo que hacemos todos los días en el ejercicio de nuestra profesión ante cada paciente. Cómo no vamos a hacerlo con nuestra propia profesión y con la forma como se ejerce la medicina en nuestro país.

Tras 6 meses de intenso trabajo colectivo discutiendo con cientos de colegas sobre cómo lograr una medicina de calidad en Uruguay tengo un doble sentimiento. Por un lado estoy muy contento, gratificado y orgulloso de nuestra profesión por lo que demostramos que somos capaces de hacer como colectivo. La discusión ha sido muy fructífera y tenemos mucho para decir sobre la calidad de la medicina en Uruguay.

Pero por otro lado, estamos muy preocupados. Estamos alarmados. Si ya lo intuíamos, este proceso nos ha confirmado lo lejos que estamos de tener una medicina de excelencia en Uruguay, a pesar del enorme esfuerzo que todos los médicos realizamos todos los días en nuestros lugares de trabajo.

Asumimos la responsabilidad de plantear esta alarma. Nos alarman las dificultades ineludibles y los problemas en salud si no se toman las decisiones que hay que tomar. Nos alarma que no se asuma en serio el desafío de la calidad, porque si no se asume esta exigencia de la calidad entonces tendremos que hacernos cargo de las consecuencias. Todos. En particular quienes no escuchen o no quieran escuchar. Si no cambiamos, nuestros padres, nosotros, nuestros hijos y nietos no van a acceder a una medicina basada en las mejores prácticas, validadas en base a evidencia, con estándares y resultados medibles, logrados con criterios de seguridad y de efectividad. No vamos a lograr calidad si seguimos haciendo lo mismo. Tenemos que cambiar.

La creación de centros de referencia en el marco de una red integrada de atención, nos permitirá una mayor especialización y eficiencia. La recertificación médica, primero voluntaria y luego obligatoria, nos permitirá garantizarle a la sociedad que nuestro título y nuestro saber siguen siendo válidos durante todo nuestro ejercicio profesional, para poder ejercer con la seguridad debida para todas las partes. El rediseño del Programa Nacional de Residencias Médicas nos permitirá mejorar la calidad de la formación y generar una vía calificada de ingreso al mercado laboral. La concentración del trabajo a través de cargos de alta dedicación en todas las especialidades nos permitirá disminuir el multiempleo y atender mejor a nuestros pacientes. La disponibilidad de indicadores de desempeño oportunos, pertinentes y confiables, nos permitirá asegurarnos que evaluamos y tomamos las decisiones en forma consistente con los estándares internacionales más exigentes.

Las recomendaciones que hemos elaborado y que mañana someteremos al plenario marcan un camino claro para mejorar en todos estos temas. Tenemos una gran oportunidad.

Si no logramos avanzar en el mapa de ruta que surge del proceso que estamos culminando, nos vamos a enfrentar con las consecuencias de un deterioro progresivo y todo lo que hemos avanzado estará seriamente amenazado. No podemos asistir pasivamente a este deterioro y no hacer nada. Por eso estamos haciendo y dispuestos a asumir nuestra parte.

No estamos dispuestos a detener este proceso porque unos pocos pretendan imponer sus intereses particulares. No estamos dispuestos a desoir lo que la enorme mayoría de los médicos hemos dicho sobre estos cambios a lo largo de todos estos meses. Todos, sin ninguna exclusión pudieron participar. No aceptamos mentiras ni amenazas. No nos detenemos a responderlas. Seguimos avanzando pensando en el colectivo todo y en la sociedad en su conjunto.

Hemos demostrado que somos capaces de mejorar, porque hace 10 años estábamos mucho peor. Hace 10 años sufríamos dificultades mucho mayores en los traslados, en el acceso a medicamentos, en la disponibilidad de instrumental y tecnología adecuada, en la seguridad de contar con el personal de apoyo, en la disponibilidad de camas, en el tiempo de consulta. Hemos mejorado especialmente en la accesibilidad a un sistema integrado de salud. Hemos mejorado en una distribución más equitativa de los recursos. Vaya que hemos mejorado, pero estaríamos pecando de arrogantes, de ingenuos o de ignorantes si no asumiésemos que esas mejoras no alcanzan y que no nos permiten ofrecer una medicina de la calidad que aspiramos, ni para los pacientes, ni para sus familiares, ni para nosotros como profesionales. Nos merecemos un sistema mucho mejor. No nos conforma la mejora. Solo nos conforma la calidad.

Las mejoras en el primer nivel de asistencia son muy importantes y tenemos que seguir trabajando en eso. Pero tenemos que desarrollar una red de servicios que integre los diferentes niveles de atención, desde el primer nivel, hasta los más sofisticados, con centros de referencia que aseguren las mejores prácticas, y herramientas de financiación que sin perder los logros alcanzados, los potencien y los hagan más eficientes y eficaces, en particular en materia de medicina altamente especializada.

No es suficiente formular políticas de calidad, hay que avanzar hacia la acreditación de las instituciones.

No alcanza con la formación médica continua, es necesario organizar y definir el proceso de recertificación.

No alcanza con las mejoras salariales que se han conseguido, hay que disminuir el multiempleo, seguir creando cargos de alta dedicación en las diferentes especialidades y crear un Programa Nacional de Residencias Médicas.

No alcanza con disponer de algunos indicadores sobre el desempeño de algunas instituciones privadas. Es imprescindible contar con información confiable, pertinente y oportuna de todas las instituciones, públicas y privadas, y en función de esa información deben tomarse decisiones que demuestren que no es lo mismo hacer las cosas bien que no hacerlas.

No alcanza con generar incentivos por desempeño si no se desarrollan los sistemas de información adecuados para monitorear esos resultados, ni mucho menos hacer pagar por esa incapacidad a los médicos que deben operarla.

Esto que hemos estado trabajando es parte de la hoja de ruta. Si no se avanza en este camino, nos hundimos pretendiendo salvarnos abrazados a logros del pasado que ya son derechos sin marcha atrás. Hay que seguir adelante. Hay que exigir mucho más. Hay que ser creativos. Hay que integrar conocimientos, miradas, aportes.

Tenemos que ponernos de acuerdo en una nueva partitura para que la música que tocamos suene mucho mejor. Así como Sergio Feferovich en el lanzamiento de la Convención nos animaba a lograrlo, y presentamos este desafío con un grupo de jóvenes talentosos que hacen música de calidad con tachos de lata, hoy vamos a terminar esta jornada y a prepararnos para el plenario final de mañana, compartiendo también una creación musical diferente, ejemplo de esta integración que precisamos en la medicina, entre lo viejo y lo nuevo, lo más rápido con lo que precisa más tiempo, lo más artesanal y clásico con lo más moderno y tecnológico. Ojalá nos sirva de inspiración y sigamos transitando juntos por este camino, finalizando la jornada de mañana con una declaración pública que sacuda la realidad y nos ayude a dar un salto cualitativo en materia de la calidad de medicina que Uruguay necesita. Los espero mañana y los invitio a compartir el espectáculo y luego un brindis. Muchas gracias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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9ª Convención Médica Nacional 2014
Plenario final: 6 y 7 de junio